top of page

Emme Vazquez: una dialéctica entre el cuerpo y su entorno

Melisa Vazquez, también conocida como Emme, es actriz, docente y diseñadora, pero a todo esto se antepone una palabra: feminista. Forma parte del colectivo Actrices Argentinas, enseña en la carrera de Diseño de Indumentaria  y Textil de la UBA y dirige su propia marca de ropa. Cada una de sus acciones está atravesada por su activismo, que busca transgredir lo impuesto, romper con los cánones de belleza y dialogar con el cuerpo. Hizo su primera aparición en el mundo de la moda argentina con su colección Carnal, su tesis de grado, y desde entonces no paró: ganó un concurso, se presentó en BAFWeek y llegó hasta París. Miniteando habló con ella sobre todo este proceso, su trabajo durante la cuarentena y qué espera de la industria de la moda en el futuro.

¿La cuarentena modificó algo en tu forma de crear? ¿Cómo lo viviste? Lo primero que pensé cuando se desató la pandemia fue: “¿Qué podemos hacer para aportar algo a esta situación tan grave?”. Comencé investigando el tema de los barbijos. Yo quería hacer algo para aportar a insumos médicos. Hay un montón de normas que me puse a averiguar, los materiales a usar. Después de un montón de investigación y esfuerzo, que fue como el primer mes y medio de la cuarentena, logré lanzar una campaña solidaria junto con las chicas de Mediapila, una asociación de mujeres en condiciones de vulnerabilidad social. Eso me realizó personal y profesionalmente porque me permitió aportar un granito de arena a esta situación y ayudar en varios aspectos, como a cantidad de mujeres que estaban sin trabajo en la industria de la indumentaria. Y a partir de ahí empecé a pensar cómo sumar a mi marca aspectos de mayor compromiso ecológico. 

¿Incorporaron prácticas más sustentables? En general para todos los artículos tenemos una lógica de cero descarte. También estamos sumando nuevos modos de producir: poner la técnica y la tecnología al servicio. ¿Qué vamos a hacer ahora que el mundo está gritando “basta” contra toda la idea de derroche y de un uso tan efímero como el fast fashion? Por eso nuestras colecciones son cápsulas que permanecen en el tiempo, porque es un montón de esfuerzo que uno pone. Estamos sumándole un montón de cosas a esto: investigando tejidos, reciclaje, la customización de prendas, ligar nuevas técnicas a nuestro modo de diseñar. Digo nuestro porque, si bien diseño casi todo yo, hay un montón de personas que están involucradas en el proceso. Diseñar es eso: pensar las necesidades sociopolíticas y ambientales para que el trabajo se condiga con lo que está pasando.  ¿Cómo nació la marca? La marca nació de mi tesis de grado. Yo estudié en FADU, de la UBA. Nació ahí como Carnal, que se terminó convirtiendo en una cápsula permanente de la marca Emme Vazquez. Y nació con la idea de entender toda la opresión femenina que se vislumbra a través de la indumentaria y cómo se puede romper con estas estructuras, proponer algo distinto. Que las prendas contengan discursos, puedan hablar, y al mismo tiempo que no sea algo meramente estético sino que tenga un correlato con las prácticas que tomamos en nuestra producción. Por eso trabajamos con cooperativas de labor en cadena, con comercio justo, sobretodo con mujeres vulneradas socioeconómicamente. Lancé varias campañas solidarias. Y en general tratamos de hacer cada tanto una campaña que tengan un objetivo específico para aportar algo, tanto simbólica como materialmente. 

"Me gusta jugar mucho con la ironía. Hay cosas que se pueden leer en principio de una forma, como el código de barras, como decir que somos mercancía, pero después lees el mensaje que está escrito debajo que está cuestionando esa idea. O mostrar una silueta con ciertas transparencias, super “provocativa” (habría que analizar por qué algo es provocativo o no, es una convención sociocultural), que es parte de ese mito de la belleza y naturalizar la cosificación pero te estoy diciendo que es un problema."


¿Por qué nació como Carnal pero después pasó a llamarse Emme Vazquez?

Hubo un tema de comunicación cuando gané un concurso en 2018, Autores de Moda BA. Mi idea original no era poner mi nombre como marca porque quería justamente mostrar que era algo grupal y romper con la idea tan autorreferencial que hay en el diseño de autor. Al mismo tiempo entendí que hay que mostrar que hay una persona que es el correlato de esos discursos, porque también es resultado de un activismo que vengo ejerciendo hace muchos años. Por eso y también por cuestiones de patente legal tomé la decisión de englobar todo bajo el nombre de Emme Vazquez, que es mi seudónimo. Entonces, Carnal quedó como una cápsula pero en principio se presentó como una firma. 


¿Cómo fue el proceso del concurso de Autores de Moda? ¿Qué oportunidades te abrió haber presentado en BAFWeek?

Fue todo muy rápido. Yo egresé a fines de 2016. Estuve trabajando en la colección durante 2017, todo un año. Y en 2018 lancé la marca, el 8 de marzo, por el Día Internacional de la Mujer. A los meses me presenté al concurso. Nunca me había anotado a un concurso y fue muy fuerte haber ganado. Primero la ola me tapó pero para bien porque me trajo un montón de prensa y oportunidades. Pero principalmente lo que me trajo es un montón de visibilidad y para mi es muy importante porque es un proyecto que me interpela personalmente. Se trata de una búsqueda personal y genuina que tiene que ver con indagar en la historia de mi abuela, de mi mamá, de muchas mujeres de mi familia y la opresión que han sufrido: desde la cantidad de tareas domésticas, incluso de costura, no reconocidas y no pagas. Esto es una cuestión más estructural y de sistema, cuántas cosas uno hace y se naturaliza como que lo hace porque es un oficio, o porque es mujer y sabe. Todo eso me llevó a vincularme con el activismo feminista y después a llevarlo a mi tesis de grado. Fue como desnudarme y mostrar todo lo que me pasa por dentro y que se terminó convirtiendo en un producto. El devenir de todo eso fue algo que me atravesó un montón y verlo en una pasarela fue muy emocionante. De ahí me llamaron para formar parte del “Primer libro de Diseñadores de Latinoamérica”, con un montón de diseñadores argentinos super consagrados. 

Y presentaste también una colección en Paris, ¿no?

Sí, presenté la segunda colección que se llama Femme Bang 2020. Me invitó una fotógrafa francesa, Marie Daverède. En el 2018 hicimos fotos para este libro que les cuento, el “primer libro de Diseñadores de Latinoamérica”. Hicimos la producción y a ella le encantó mi trabajo, generamos muy buena sinergia ahí y al año siguiente me invitó a ser parte del vernissage, que era la presentación del libro en París. Entonces, me contacté con productoras de allá, con bailarinas, porque quería hacer algo performático para mostrar una nueva forma en donde el cuerpo pueda habitar esa prenda. Y, al mismo tiempo, darle su propia impronta, que no sea como una percha, sino que pueda bailar y que pueda demostrar la actitud que yo quiero visualizar a través de los diseños y de las personas que la visten. 

Fotos: Marie Daverède


¿Pensaste cómo va a cambiar la forma en que vas a presentar tus colecciones a partir de la pandemia? Mi propuesta siempre va a estar vinculada con el trasfondo, que la forma sea un resultado de un cambio de trasfondo. Es decir, para mí lo más importante es quién está detrás y no solamente cómo se exhibe esa colección. En ese sentido, estuve pensando cómo mostrar todos los actores que hay detrás del sistema de la moda. En general, cuando termina un desfile sale a la pasarela el diseñador, pero ¿qué pasa con toda la gente que estuvo cosiendo atrás? Al mismo tiempo, quiero forjar más la relación entre el diseño y el arte. Mi marca se comenzó llamando Carnal, entonces para mí lo sensorial y lo físico es muy importante en mi forma de percibir el diseño. La danza, la música, los olores, la sensación que uno se lleva de un momento. Hay algo de la pantalla que va en contra de esto. Después, en cuanto a la virtualidad, está bueno para aprovechar, pero hay algo que tiene que ver con lo efímero de lo digital y la inmediatez de las redes sociales. Al mismo tiempo, lo bueno es la democratización. Puede ser que más personas lo vean pero, ¿realmente esas personas pueden acceder a esa moda? Mi democratización es mostrar los actores y actrices que están detrás de eso. Creo que estoy más enfocada en romper el esquema de la mujer percha y el diseñador como único creador de una colección, sea cual sea la plataforma.  


¿Qué cambio te gustaría ver en la industria de la moda de acá a cinco años? Que se empiece a vislumbrar la opresión y la explotación. O sea, vislumbrar y, por ende, cuestionar y modificar. Detrás de la industria de la moda hay muchísima presión de los cuerpos hegemónicos, las modelos, los cánones e ideales de belleza impuestos. Creo que eso se está empezando a cuestionar bastante por parte de los consumidores. Es importante que se tenga en cuenta qué le pasa a la persona al portar la prenda, cómo se siente, cómo interactúa con el entorno. Darle importancia al cuerpo y a la persona portante, pero al mismo tiempo que se vislumbren los mecanismos de explotación detrás de esto. La moda es una de las industrias que más ganancias genera en el mundo. Y no es que esto sea algo malo o bueno, sino que hay que pensar cuál es el producto que estamos haciendo, qué es lo que queremos comunicar y qué queremos cuestionar con esta moda. ¿Vamos a seguir comprando algo sólo porque tenga una frase, porque esté de moda o porque sea parte de una ideología marketinera? ¿O vamos a ver realmente quién hizo esta prenda, en qué condiciones y si esta persona está enterada de qué está pasando con el producto? Si no es como una alienación, donde soy un engranaje, parte de una máquina y no termino de ver el producto final. Y eso también es frustrante. Me encantaría ser parte de un gran cambio de paradigma, que se puede gestar en varias patas: la opresión, la explotación de las personas y del medioambiente. Si la moda tiene tanto poder, ¿qué vamos a hacer con este poder y con la comunicación y los mensajes que brindamos a través de nuestros productos? Me gustaría que se logre algo más colectivo, más libre, más igualitario. Que la gente se cuestione las formas y estructuras en las que vivimos. Que no haya un backstage y un front, que sea todo más transparente. Es terrible la llegada que tiene la moda y la poca responsabilidad que asume. A veces hay responsabilidad en el discurso pero no se reflejan en las prácticas detrás. Creo que por suerte los consumidores están cuestionando cada vez más estas cosas. Ya no se los puede subestimar más. 

 

Si querés saber más:

  • A mediados de septiembre, Emme va a estar dando cursos para marcas con identidad.

  • Su colección Femme Bang aplica la modalidad "Eco Pre-Order" para no producir de más y, en consecuencia, no generar desechos innecesarios.

  • Para más información sobre la marca, seguila en Instagram y chequeá su sitio web.

WhatsApp Image 2020-04-20 at 12.15.00.jp

Hola, gracias por leernos!

Miniteando es un medio digital sobre moda con una mirada feminista, trayéndote novedades sobre la industria desde 2017.

No te pierdas de ninguna noticia.

Nuestro newsletter sale todos los domingos.
  • Facebook
  • Instagram
  • Twitter
  • Pinterest
bottom of page