Juaga: made in prison
Apenas nos cruzamos con Juaga en TikTok, supimos que tenÃamos que hablar con esta marca. Se trata de un emprendimiento de La Plata que hace accesorios con materiales reutilizados. ¿Lo más llamativo? La producción se lleva a cabo en una cárcel y trabajan con personas privadas de su libertad, colaborando asà con su rehabilitación. Este trabajo es clave, ya que el 82% de quienes salen del sistema carcelario vuelven a delinquir, mientras que solo 7% de aquellos que estudian o trabajan durante su condena regresan a prisión. Tuvimos la posibilidad de hacer una videollamada con Leandro Caamaño, fundador de Juaga, para que nos cuente más sobre esta empresa de triple impacto.
¿Cómo nació Juaga? A principios de 2018 yo estaba emprendiendo en otro rubro y me ofrecieron participar de un proyecto de triple impacto, que no era del mundo de la moda sino marroquinerÃa con materiales reutilizados. A mà me gustaba mucho. QuerÃa llevarlo para el lado del diseño, pero estuve dos meses y empecé a ver que la marca no era tan genuina como se vendÃa. Yo habÃa empezado a diseñar y decidà hacer mi marca como querÃa que fuera. Empecé a escribir, lo estructuré bastante.
Y más allá de ese trabajo inicial, ¿tenÃas experiencia en diseño? Yo soy arquitecto, es rama del diseño, pero de otro lado. Y el rubro indumentaria me encantó siempre. Me gusta emprender en equipo, asà que en seguida la contacté a Ana Trelles, que está por terminar la Licenciatura en Indumentaria en La Plata ahora. Nos super complementamos, es zarpado.
¿Y a partir de ahà arrancaron? Nos anotamos en el programa de la Facultad de Económicas de La Plata, Usina de Ideas. Participamos en un programa de emprendedores donde capacitaban y fuimos pensando todo: con qué residuos Ãbamos a trabajar, qué productos Ãbamos a hacer, cómo los Ãbamos a tratar. El mismo dÃa que era la final del concurso, lanzamos la marca al mercado. Ganamos y ahà salieron los primeros diseños de Juaga, con banners de plástico publicitarios. Eran lonas de teatros de La Plata, de bandas. Fue un desafÃo porque laburar ese material es bastante complejo y yo no tenÃa experiencia en confección. Ana lo mismo, porque su primera experiencia laboral es en Juaga. Y no hay mucha bibliografÃa sobre el tema. Era todo experimentar, a prueba y error. Asà sacamos la primera lÃnea de carteras, mochilas y morrales.
Fotos: gentileza Juaga
¿Y cómo llegaron a trabajar en cárceles? Yo laburo en la Jefatura del Servicio Penitenciario, que se encarga de todo lo que es trabajo en cárceles y capacitaciones. Conozco cuáles son las necesidades, cómo entrar a trabajar ahà y las complejidades que implica. Nos dieron un lugar en un taller donde hacÃan colchones ignÃfugos para los privados de la libertad, en la Unidad Nº 1 de Olmos. Tienen un taller donde fabrican colchones y se distribuyen en toda la provincia, asà que tenÃan máquinas rectas que no servÃan mucho para coser banners, porque son para textil. Cuando arrancamos no tenÃamos ni una máquina propia. Después cuando ganamos un concurso pudimos comprar máquinas pesadas para trabajar este tipo de materiales y equipamos el taller.
Fotos: gentileza Juaga
¿Por qué decidieron trabajar con personas privadas de la libertad? Las cárceles son complicadas porque no cumplen con el rol que deberÃan, que es rediseñar las vidas de las personas que están ahà para que no vuelvan a caer en el sistema carcelario y tengan la oportunidad de ingresar en el ámbito laboral. Yo sentÃa que ahà podÃa aportar porque conocÃa el ambiente, aunque nos ha traÃdo muchÃsimos problemas laborales. SabÃamos que no era fácil, pero era un desafÃo. El 82% de las personas que están detenidas, cuando recuperan la libertad, vuelven a caer presas. En cambio, de las personas que estudian y/o trabajan durante la condena, sólo el 7% vuelve a ingresar al sistema carcelario. Ahà te das cuenta de la diferencia que hay entre quienes transcurren su condena haciendo nada y quienes deciden ocupar el tiempo en estudio o capacitaciones de oficio o trabajando. Nadie nació delincuente y nadie tiene su pasado como destino. No todos tuvimos la misma suerte. Hay personas que tienen historias de vida muy duras, hay gente que nació en la calle o que no conoce otra cosa. La idea es poder brindarles herramientas y alguna oportunidad que por ahà antes no tuvieron. Cuando aparecen estas oportunidades y ven que hay gente que está dispuesta a acompañarlos, lo valoran. Y es recÃproco, yo aprendà un montón de ellos también.
¿Cómo se capacitan las personas con las que trabajan? Las capacitaciones salen de nuestro bolsillo, nadie nos banca nada. Tenemos las máquinas en la cárcel. Una parte del tiempo están produciendo, pero hay otros momentos que están paradas entonces aprovechamos para que se capaciten en usarlas. ¿Las hacen por videollamada? Todo el trabajo es presencial. Porque la idea es que, a pesar de estar en la cárcel, lograr que se parezca a un lugar en un contexto de libertad, que sea ameno, que pasen un buen momento. Y también escuchar, porque hay un montón de historias y quilombos. Prestar el oÃdo, que se sientan acompañados desde otro lugar. La otra pata de capacitar y dar laburo es dar un acompañamiento durante y post condena. Hay chicos que están laburando ahora en el taller que saben que cuando salgan en libertad quieren seguir trabajando con nosotros.
Fotos: gentileza Juaga
Me imagino que les habrá generado algunas dificultades trabajar en cárceles. Miles. Motines o un conflicto dentro del pabellón: lo castigan al interno que trabaja con vos y quedó un mes sin ir a trabajar. Muchas veces pensamos en sacar el taller de ahÃ, hacerlo afuera. Pero la idea no es solo hacer productos de diseño, es el conjunto: aportar algo al medio ambiente, a un sector vulnerado y que sea un proyecto rentable. En nuestra escala de valores, no está primera la plata. Es importante, pero no está arriba de todo. Nos gusta diseñar, nos gusta aportar algo al planeta donde vivimos, a la sociedad, asà que el objetivo era unir eso. Fácil no es, si no estarÃa todo el mundo haciéndolo. Tratamos de hacer diseño desde ese lado: con materiales más jodidos, en un contexto más jodido que cualquier otro, con inconvenientes a diario, pero eso también nos abrió un montón de puertas. PodrÃa caminar más rápido sin tantas limitaciones, pero también nos hicieron un montón de notas y ganamos un montón de concursos. Es lo que nos gusta y también donde tenemos una veta porque tampoco hay muchas marcas de triple impacto en la moda.
Fotos: Anabella Fernandez Coria
Contanos qué es el triple impacto Los proyectos de triple impacto generan en primer lugar un impacto ambiental positivo, no necesariamente es reutilización, puede ser reciclado por ejemplo. En segundo lugar, un impacto social: nosotros, además de trabajar en la cárcel, las estampas las hacemos con serigrafÃa junto a un taller de La Plata que se llama Taller Protegido Los Tilos, donde trabajan personas con SÃndrome de Down y lo gestionan sus papás. Siempre nos fijamos en la trazabilidad de nuestros proveedores. Si tenemos que contratar algún servicio o insumo tratamos que sea un emprendimiento local, que incluya socialmente, que respete los derechos laborales de sus empleados, que no perjudique el medio ambiente. Y el tercero serÃa el impacto económico, que dé rentabilidad como cualquier otra empresa. Eso nos diferencia de las ONG, que son sin fines de lucro.
¿Qué proyectan para el futuro? Queremos dar el siguiente paso. Nos vemos en pasarelas importantes. Nos va a costar un montón, pero queremos posicionarnos como una marca referente. Ahora estamos muy enfocados a lo que nos gusta, el street wear. Yo ando en skate, hago snowboard, mamé la cultura de la calle. Street wear sostenible hay poco. Seguramente empecemos a ver algo de mangueras contra incendios porque ese material nos encanta.
Si te copó el proyecto, te gustaron sus diseños, si estás buscando consumir de forma más sustentable, les chiques de Juaga nos dejaron un cupón de descuento por $500 (en compras a partir de $3000) para todes les seguidores de Miniteando durante el mes de Junio, para usar en su página web. El código es:
