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¿Qué esperamos del 2021?

  • Foto del escritor: Miniteando
    Miniteando
  • 3 ene 2021
  • 7 Min. de lectura

Presentación de Christian Siriano en el jardín de su casa para la colección Spring 2021 NYFW


En este momento, donde termina un año y comienza otro, es bastante común hacer balances y proyecciones. Más allá de los objetivos personales, nos parece interesante observar qué nos dejó este año de pandemia y encierro en el mundo de la moda: qué cambios se produjeron y cuáles se van a quedar. Y a partir de esa revisión, también está bueno pensar qué cosas queremos que sigan funcionando en el 2021 y qué más podemos sumarle. Varias veces se mencionó en nuestras notas y entrevistas que muchos cambios de la industria comienzan con cambios en los consumos: comprar menos ropa, reciclar, dar un uso consciente. Y creemos que ese camino todavía tiene mucho por recorrer. Estamos un poco cansadas de leernos siempre a nosotras así que para esta revisión invitamos a varies representantes del mundo de la moda argentina para que nos cuenten qué les parece.


Emiliano Blanco y Camila Milessi, fundadores de Kostüme

Reflexiones de pandemia: 1- Parar y pensar es muy saludable 2- Planificar lo posible baja la ansiedad 3- El oficio salva 4- La experiencia sirve para contemplar lo inesperado con menos miedo 5- No importa el lugar y el momento, siempre seremos diseñadores Para el futuro, recordar repetir los cinco puntos anteriores.








Ornelga, blogger de moda y asesora de imagen


El 2020 nos sorprendió a todos. Tuvimos que adaptarnos a la nueva normalidad, aceptar el home office y la vida virtual. A la industria de la moda le pasó lo mismo. En un primer lugar se encuentra el cambio en la demanda, de ropa para salir a pijamas y pantuflas. El mercado estaba muy acelerado, y este año hizo que se tuvieran que incorporar nuevos métodos como el "seasonless".

Un segundo gran cambio está vinculado a la forma de comunicar. Si bien hace años que internet -mayoritariamente Instagram- es la principal fuente de publicad y noticias, directamente pasó a ser la única. Los desfiles fueron virtuales, las campañas a distancia y las ventas 100% online. Además, tras tanto tiempo en casa surgieron oportunidades para investigar acerca de los nuevos paradigmas: diversidad, inclusión y sustentabilidad. Hoy todos conocen de qué se tratan y a futuro veremos un crecimiento de estas ideas, con campañas donde nos veamos identificados, colecciones sin género, variedad de talles, producción sostenible, telas orgánicas y aún mas presencia digital. El cambio está llegando.


Bernie Davila, blogger de moda

En cuanto a la moda, el 2020 nos dejó en claro que la comodidad es necesaria y que tenemos que desprendernos un poco de las tendencias y lo pasajero. La moda debe ser más sustentable y buscar la forma de seguir en constante movimiento, pero de forma ecológica también. Y que finalmente las tendencias se adaptan a las personas y las circunstancias y no nosotros a ellas.

Espero que el 2021 nos traiga más inclusión real también, sobre todo en nuestro país. Creo que el próximo año la moda será más “light” y más estable después de tantos cambios y de todo lo que pasamos durante la pandemia.


Gaba Najmanovich, analista de tendencias

Me cuesta resumir el 2020 en un párrafo porque el cambio estructural a pequeña y gran escala que vimos en estos doce meses es de una envergadura que me complica la síntesis. El cambio de hábitos en la rutina personal de cada consumidor se expresa de forma clara en todas las industrias. La necesidad de aislamiento social generó un crecimiento tremendo en la digitalización, nos empujó al universo online excediendo los límites del retail. Las restricciones a la hora de salir y socializar más

allá de los píxeles fortaleció a la moda virtual. Sin fashion weeks ni eventos, las marcas se volcaron 100% a las pantallas desarrollando colecciones para usar tanto en Instagram como en Animal Crossing, entre otras. Esta ampliación del universo digital va a seguir creciendo en los próximos años, se va a hacer más práctica. Claramente el gaming y los eSports van a ayudar a este avance. El cambio fuerte e inmediato se va a dar en todo lo que respecta al comercio en sí, las tiendas físicas van a empezar a incluir prestaciones que antes eran exclusivas del ecommerce buscando ser más convenientes y estimulantes. La tecnología se va a convertir en parte de la experiencia. Vamos a ver más pagos digitales y menos interacciones humanas, el consumidor va a buscar más autonomía en estos procesos de compra. La lógica del algoritmo va a meterse en los locales generando experiencias de compra más personalizadas. Todo el tema logística va a verse muy beneficiado con el uso de inteligencia artificial y machine learning. En cuanto a estéticas vamos a ver estilos cuyo norte es la búsqueda del confort. La comodidad es realmente un espacio ganado. La pandemia puso bajo la lupa muchos hábitos del vestir que dábamos por sentados y nos dio espacio a preguntarnos para qué: ¿para qué uso jeans? ¿Para qué uso ropa tan restrictiva? Esta necesidad física de sentirnos bien nos va a traer siluetas amplias y tejidos naturales, suaves y respirables. Algodón, lino y lana, por ejemplo. Visualmente vamos a seguir buscando el balance entre estas prendas que aportan confort con otras que nos saquen de la idea de pijama. Esta articulación me parece súper interesante. A Argentina no llegó el nap dress esta temporada, así que diría que nos preparemos para cansarnos de verlo en la siguiente. El modelo circular va a empezar a entrar en los circuitos más mainstream en breve. Muchas marcas independientes ya lo adoptaron, por lo que está en agenda. Hacer acciones sustentables ya es obligatorio, por lo que vamos a ver más upcycling, más reciclaje y más vintage, más aún cuando producir colecciones nuevas implica correr un riesgo económico importante. La verdad es que la industria de la moda va a tener mucho que pensar. Las ventas bajaron y no van a volver al nivel de antes por un tiempo. No necesitamos salir, no tenemos eventos ni ocasiones de uso para toda la ropa que supimos tener. El tema no es solamente que el consumidor haya despertado a la realidad de sus hábitos de consumo innecesarios, estamos viviendo una crisis económica pesada, el presupuesto de ocio/consumismo se reduce. Es momento de repensarse y repensar el modelo, de analizar qué es ser exitoso, qué es crecer y cómo hacerlo en un contexto de carencia.


Emme Vazquez, directora creativa de Emme Vazquez Atelier

2020 fue un año muy duro para la industria de la moda, pero permitió generar el inicio de un cambio de conciencia necesario y repensar seriamente las prácticas que atentan contra el medioambiente. Si bien ya se venían fortaleciendo las tendencias en el cuidado del ecosistema, creo que este freno

abrupto impuesto por la pandemia nos ofreció la posibilidad de tomar distancia del ciclo productivo frenético y alienante que caracteriza al sistema de la moda. A mí personalmente, me permitió revalorizar una de las funciones más primarias de la indumentaria, que es la de protección. En este contexto, algunos sectores de la industria de la moda lograron ponerse al servicio de ciertas necesidades sociales mediante la confección de mascarillas sanitarias. Desde Emme Vazquez, lanzamos la campaña solidaria "Mujeres a la vanguardia" con la Fundación Media Pila y confeccionamos 3000 barbijos que fueron donados a centros de salud y comedores. Esta acción solidaria dio lugar a alianzas y permitió fortalecer prácticas de cooperación colectiva que habían sido relegadas en un sistema productivo marcado por fines puramente comerciales. Como en toda crisis, las consecuencias más adversas recaen sobre los sectores más vulnerables; por este motivo, fue fundamental contar con la fuerza productiva de las mujeres de Media Pila, quienes se encontraban sin trabajar desde el inicio de la pandemia. Respecto de 2021, más allá de la incertidumbre general asociada al desarrollo de la pandemia, pienso que es importante tener en cuenta el aprendizaje que nos dejó la experiencia de este año anterior para evitar caer en los mismos errores del pasado. Si bien hay una idea de que "ya no somos lxs mismxs", el sistema sigue siendo el mismo y no da tregua. Por esta razón, tenemos que estar muy atentxs y ser conscientes a todo momento en nuestras prácticas diarias como diseñadoras. En primer lugar, cuidar los recursos tanto humanos como del medioambiente; segundo, escapar de una vez por todas de la lógica de la obsolescencia programada e instalar el slow fashion; tercero, generar alianzas y formas de trabajo cooperativo que colaboren en el respeto por la diversidad y el comercio justo; cuarto, entender al diseño como un espacio para reflexionar y debatir acerca de ciertas temáticas que podrían configurar un cambio de conciencia colectiva.


Florencia Echt, recruiter especialista en moda y retail y directora de Fashion RH

El 2020 fue como una montaña rusa en el rubro de la moda, todos hicimos malabares para atravesar esta crisis que afectó de forma mundial. A nivel laboral, la pandemia nos dejó muchos cambios que, aunque se dieron forzados, fueron positivos: el tan deseado home office (algo que muchas empresas se resistían a implementar en el rubro y hace años tanto los empleados

buscaban), la actualización de sistemas dentro de las empresas, la enorme cantidad de compañías que comenzaron a vender online o pusieron como prioridad ese canal, entre otros. También nos dejó cambios que fueron negativos: algunas empresas no pudieron sostenerse, muchas personas se quedaron sin trabajo, otras cobraron solo una parte de su sueldo y hubo muchas reestructuraciones de equipos. Como digo siempre, el rubro de moda y textil es el primero que se cae ante las crisis económicas, pero también es el primero que se levanta y eso ya lo estamos viviendo. Se espera para el 2021 la reactivación del sector, tomando decisiones con mucha precaución, pero siempre mirando hacia adelante y apostando a que todo vuelva a la normalidad.


Lola Acerbi, productora de moda y creadora de Unic Vintage

Más allá de todo lo malo que uno pueda sacar de este año catastrófico en cuanto a la pandemia y las secuelas que esto pueda llegar a dejar en la gente, creo poder rescatar algunos pros de todo este asunto. Como emprendedora dentro del mundo de la moda me pude dar el tiempo de sentarme a reflexionar y buscar mi camino para poder empezar a generar plata de lo que me gusta.

Creo que, más allá de lo mal que les pudo haber ido a muchas marcas internacionales, a los emprendedores nos jugo a favor su recaída, nos dio el lugar para sentirnos con oportunidad de crecer en nuestro país y saber que el esfuerzo e ideas de uno valen. Como “militante” de la cultura vintage y sustentable, valoro este tiempo de pausa que se generó con la pandemia porque invitó a un gran público a conocer nuevas marcas, emprendimientos y artistas que tienen mucho para dar y nunca habían tenido ni el tiempo ni el espacio para darse a conocer. Espero que este año nos haya abierto la cabeza a los consumidores de moda y también las puertas a todos los emprendedores con ideales que valen la pena ser reconocidos.


Nota: el resaltado en negrita es de las editoras

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