Romina Cardillo: el futuro de la moda argentina
- Miniteando
- 5 abr 2020
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Romina Cardillo es la directora creativa de Nous Etudions y la ganadora del Martín Fierro de la Moda 2019, en la categoría Moda Sustentable. Este año hizo historia al ser la primera diseñadora latinoamericana en quedar preseleccionada para el premio LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), que apoya a diseñadorxs jóvenes. Como una de las principales exponentes de la moda vegana y sustentable en nuestro país, así como nuestra representante en el resto del mundo, charlamos un poco con ella acerca de su trabajo y cómo ve el panorama en el mundo de la moda.

¿Por qué moda vegana?
Cuando empecé mi primer proyecto, que se llama Grupo 134, quería ir por ese camino porque soy vegana desde muy chiquita, hace 15 años. Y, en realidad, lo que quería era llevar mi filosofía, mi manera de ver la moda, hacia mi profesión: de qué manera puedo hacer algo que me identifique o que me haga sentir bien dentro de mi carrera profesional. Cómo me puedo insertar en el mercado de la moda con mi manera de pensar. Se fue dando más como un camino de vivencias y aprendizajes que como algo decidido en el momento en que comencé.
¿Y cómo fue evolucionando eso?
Al principio sentía que estaba bien solamente que la marca no use pieles de animales. Antes se dividía entre marcas sustentables y marcas veganas. Después eso empezó a unirse y ahí noté que había cosas que yo no estaba teniendo en cuenta. Entonces empecé a investigar sobre materiales sustentables, orígenes de textiles y su formas de producción.
¿Cuales son los métodos que aplicás?
Obviamente, no usamos ningún producto que derive de un animal. Y trabajo con Texcom, que es una empresa argentina que genera textiles sustentables: algunos reciclados de botella, como el famoso PET, textiles que no tienen impacto en el agua o no tienen colorantes nocivos para el cuerpo. Trato de encontrar la manera de hacer alianzas o buscar proveedores que no solo no usen pieles de animales, sino también que sean sustentables desde los diferentes procesos que hay para hacer textiles.
Son muy pocas las marcas mundiales y argentinas que toman estas medidas. ¿Por qué creés que es eso?
Yo creo que hay muchísimas más que hace diez años. Creo que hay un prejuicio de que hacer ropa vegana o sustentable es mucho más difícil que hacer ropa común. Es más una cuestión de que antes no había mucha información sobre qué proveedores había o de qué manera hacerlo. Y obviamente el cuero es un negocio mundial y a muchas empresas no les conviene que eso se termine, o que el usuario empiece a preguntarse qué está consumiendo. Creo que es más que nada falta de conocimiento sobre esta vertiente de la moda, pero que hay una tendencia mundial hacia eso y me gusta.
¿Sos optimista sobre cómo puede evolucionar el tema en los próximos diez años?
Creo que ya no hay otra manera de hacer moda. Ya nos dimos cuenta a dónde nos llevó este camino y ya no es una opción. La moda tiene que ser sustentable de por sí, como reciclar en tu casa: hoy es un deber. No solamente en la moda, sino en la vida misma. Tiene que ver con una responsabilidad ciudadana y una manera de ver la vida. Creo que ser optimista no es parte del camino sino una obligación. Si uno se va a dedicar a la moda, o a cualquier profesión, tiene que empezar a pensar de esta manera: cuál es el menor daño posible que puedo hacer en el medio ambiente.
Más allá de qué materiales se usan, tendría que haber un cambio a la hora de producir en cantidades también, ¿no? Yo trabajo con cápsulas, que son más chiquitas que las colecciones. Tienen entre 10 y 15 conjuntos. Y hace cuatro temporadas que hago stock cero: solo hago a pedido a tiendas por mayor, tanto acá como afuera. Eso me permite no generar residuos ni volumen que sé que no voy a vender. Además busco tiendas que se identifiquen con mi ideología. Pero la moda sustentable tiene que ver también con una manera diferente de consumir. Hay un montón de cosas que deberíamos preguntarnos a la hora de generar la compra: la funcionalidad de la prenda, si la necesito, si la quiero, si va a perdurar en mi placard. Tiene que ver con cambiar nuestros hábitos en general, la alimentación y la manera de pensarnos como individuos que consumen. Si bien se necesita un proceso de cambio de la industria, no matar animales parte de cada uno. Lo que tiene que cambiar es cómo nosotros hacemos la compra: no elegir productos hechos con pieles de animales.
Habría dos responsabilidades, entonces. Por un lado la forma de producir y por otra la forma de consumir. Tal cual. Creo que muchos de los cambios que están pasando ahora es porque nosotros empezamos a exigir y preguntarnos qué estoy comiendo, de dónde viene esto, de qué manera se hizo. Digo nosotros poniéndome del lado del consumidor. Y eso generó, por ejemplo, que la industria alimenticia empezara a cambiar. Eso también tiene que pasar en la moda. Los consumidores tenemos que empezar a exigir que las marcas no hagan abuso de los animales. Me gusta pensar los cambios desde la conciencia de cada uno, que son más profundos y terminan siendo más verdaderos y duraderos. Ese es el cambio que tenemos que hacer como sociedad.
¿Estás diseñando algo en este momento?
Ahora me puse como meta hacer una cápsula de básicos. A mí me gusta hacer productos de diseño que perduren, que no tengan mucho que ver con la tendencia sino con poder usarlos mucho tiempo. Y también me gusta mucho la sastrería, es como mi eje. Siempre me encantó deconstruir esas prendas porque me parece que es algo muy del patriarcado. En función de eso, empecé a pensar qué línea de básicos podía hacer, pero que tengan que ver con algo más perdurable. ¿Qué es lo básico, exactamente? Empecé a preguntarme eso y estoy en este camino.
Ya que nombraste al patriarcado, te pregunto. ¿Tenés una mirada de género en sus colecciones? En realidad, sí. Siempre fue la mirada del no-género, que es una mirada igual. Pero siempre pensé la ropa para personas. Nunca para una mujer o un hombre. Siempre fue muy abierto el pensamiento en cuanto a quién lo usa. De hecho, cuando empiezo a diseñar nunca pienso quién lo usa. Es para quien le guste.
¿Tenés referentes, diseñadores o marcas que sean tu fuente de inspiración? Sí. A nivel empresarial, uno de mis sueños es Stella McCartney. Más que nada por cómo logró hacer de su ideología una empresa, llevar al veganismo a un lugar donde gente que no es vegana igualmente la consume. Es algo que me gustaría alcanzar a nivel profesional. Creo que Stella empezó a tomar una postura más firme últimamente. Antes era como una opción más; ahora el mensaje es: “Yo soy la opción que corresponde”.
¿Y en otros niveles? Y después está el nivel contestatario: hay marcas que lograron contar otra cosa que no fuera moda, que tienen un concepto de marca. Lograron reformular un estereotipo y que la moda no sea solamente algo bonito. Dan un mensaje, como Rei Kawakubo en Comme des Garçons, Yohji Yamamoto o Martin Margiela, pero lamentablemente trabajan el cuero. No comparto que sigan utilizando pieles de animales pero creo que fueron importantes en su momento para cambiar el sistema de la moda. Son referentes que, cuando era más chica y estudiaba diseño, me ayudaron mucho a formarme y no creer que hacer ropa era solo seguir la tendencia. Ellos ya rompieron un montón de conceptos, tampoco que hay pedirle a todos que hagan todo. Pero para mí sería muy lindo que pudieran llevar todo lo que hacen a una nueva ideología. Como en un momento rompieron los esquemas de la moda, estaría bien que hoy también acompañen y rompan hablando sobre que no es necesario matar animales.

En tus desfiles solés tener propuestas bastante diferentes. Por ejemplo, en el primero que fuimos cantó Louta y también generás una cercanía entre los espectadores y los diseños. ¿Por qué es eso?
Me gusta que cuando alguien va a conocer la colección sienta lo que yo siento cuando creo o pienso una cápsula. Me gusta que la persona que invito a ver mi cápsula sienta esa energía, no solo por la ropa sino también lo que se crea en ese momento. Hay una comunión entre lo que yo pensé y cómo lo recibe el otro. Para mí, las presentaciones son muy importantes porque terminan de cerrar lo que yo plasmé en un papel. Trato de no quedarme solo con la ropa sino también buscar buenos influencers, gente que tiene algo para decir y que el mensaje llegue más rápido.
¿Como fue el proceso de presentación para el premio LVMH? El proceso fue muy deslumbrante. Fue algo que no me esperaba, más allá de que me postulé y quedé. Como no nunca había quedado nadie de Latinoamérica me tomó muy de sorpresa. Fue un proceso bastante demandante porque en esos concursos a nivel mundial la exigencia es mucha. Pero quise disfrutarlo así que fui con un objetivo, que era difundir el no usar más cuero y no vestir más animales.
En esa presentación también hiciste una colaboración con Voicot, una ONG contra la explotación animal. ¿Cómo fue eso? Me pareció una gran oportunidad porque el mensaje se iba a ver no solamente en Argentina, sino en todas partes del mundo. En general, no se toca el tema del cuero cuando se habla de moda sustentable: parece que no está mal usarlo porque también se comen a la vaca. Entonces me puse en contacto con las chicas de Voicot y se le ocurrió esa frase que me encantó: “El cuero es alguien”. Me pareció importante que se pudiera ver en el marco internacional una organización así porque a Argentina la asocian mucho con el cuero y el asado. En el país no todos pensamos igual y ese concepto está quedando viejo. Hoy hay una nueva generación que ya no considera que Argentina es el país de la carne.
¿Cómo estás viviendo esta cuarentena?
Yo soy bastante positiva en que todo esto que estamos viviendo a nivel mundial nos está haciendo repensar muy fuertemente la manera en la que estuvimos conectándonos con el mundo, con los seres vivos, con todos los abusos que hicimos al medio ambiente. Creo que va a ser muy positivo el cambio a partir de eso.
El coronavirus también vuelve a hacernos repensar las Semanas de la Moda y la necesidad de reunir tanta gente en una ciudad con el impacto ambiental que eso implica. Sí, de hecho se realizan en ciertas ciudades y no en otras. Creo que eso va a cambiar. Todo lo virtual está tomando un camino muy fuerte y ya no hay necesidad de juntarnos allá para poder presentar colecciones. Se puede hacer de la misma manera sin generar ese impacto ambiental. Ese es el gran desafío de nuestra generación: encontrar una nueva moda. Antes también te decían que para ser importante tenías que estar en un shopping y hoy es todo lo contrario, tener un local en el shopping es todo lo que uno no debería hacer. Todo eso que antes era el ABC de la moda hoy se destruyó para construir de nuevo.
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